José Juan Tablada nace en México DF en 1871 y muere en Nueva York en 1945. Estudió en el colegio militar e hizo estudios de pintura. Colaboró para varios periódicos y revistas, como es el caso de El universal, Excélsior, La Revista Azul, La Revista Moderna, entre otros.
Tuvo una fuerte participación política a lo largo de su vida; era opositor del gobierno de Francisco I. Madero y partidario del gobierno de Victoriano Huerta. Durante el periodo presidencial de Venustiano Carranza, fue nombrado secretario de Servicio Exterior, viéndose en la necesidad de trasladarse a Venezuela para hacer labor cultural.
En 1923, fue nombrado el poeta de la juventud, y en 1928 se convirtió en miembro de la Academia Mexicana de la Lengua. Años más tarde, en 1945 ocupa el lugar de vicecónsul en Estados Unidos, sin embargo, meses después fallece.
Reseña
Los Mejores poemas. José Juan Tablada
José Juan Tablada es quizá más recordado por el papel que desempeñó como poeta rebelde que por su obra en sí. El día 3 de abril de 1871 la Ciudad de México lo ve nacer y es lejos de su patria, en Nueva York donde perece. Sin duda, uno de los poetas más importantes que ha dado el país, tanto por el valor estético de sus obras como por ser un destructor de las reglas preestablecidas en la literatura de la época, convirtiéndose así en uno de los autores más vanguardistas en la historia de literatura mexicana de todos los tiempos. Cronológicamente hablando, Tablada pertenece a la segunda generación del modernismo, sin embargo, sus constantes disidencias dentro del terreno literario lo ubican como un autor fuera de corrientes y categorías temáticas.
Como es bien sabido, Tablada era un gran amante y promotor de la cultura oriental, amor que se ve culminado en el año de 1900 en el que nuestro poeta tiene la oportunidad de viajar a Japón donde se nutrió de conocimientos, sobre todo culturales, para después plasmarlos en su obra. Nadie hubiera imaginado que este acontecimiento, que resulta aparentemente irrelevante, fuera a desempeñar un papel tan importante para la literatura hispana, pues a su llegada hace posible la intromisión del haikú no sólo en el contexto mexicano, sino en el hispanoamericano.
Novedades como ésta fueron ocurrencia de este joven poeta (no olvidemos que aún a pesar de sus 52 años fue nombrado como el poeta de la juventud), que tuvo una vida literaria prolífica y siempre en constante cambio. Entre sus libros publicados más importantes destacan: De Coyoacán a la quinta avenida: Una antología general, El florilegio, Los ojos de la máscara, Un día (poemas sintéticos), Lí-Po y otros poemas, El jarro de flores (disociaciones líricas), entre otros. Pero probablemente su libro más significativo sea Los mejores poemas, pues es aquí donde condensa lo mejor de su poesía. Esta obra antológica ya se había intentado publicar desde 1925, sin embargo, no fue sino hasta el año de 1943 cuando esto fue posible, habiendo sufrido muchos cambios. El libro ha sido antologado por el mismo autor y prologado por José María González de Mendoza, El Abate, un gran amigo de José Juan Tablada y el responsable, hasta cierto punto, de que hoy en día se tenga pleno conocimiento de la obra del poeta.
El libro está dividido en tres partes: Poemas de la juventud (1892-1900), Época media (1901-1918) y finalmente en la Época moderna (1919-1930). En este primer apartado aparecen las obras menos maduras del autor, no así las menos importantes; es en estos primeros años de labor literaria donde encontraremos ubicado el poema “Ónix” al cual deben la inspiración muchos modernistas, éste es quizá una de las mejores obras líricas de Tablada y en él que se distinguen algunas características de novedad que hasta entonces no habían sido utilizados en Hispanoamérica.
En su segunda etapa, es posible encontrar textos de mayor complejidad y con un trasfondo que permite ver una evolución en el estilo del autor, Quinta avenida es uno de los poemas que conforman este apartado. En la tercera y última etapa, la más rica de las tres, podremos vislumbrar un poeta más preparado aún, en ella recoge una gran variedad de poemas retomados de sus libros más conocidos. Y las obras líricas que en esta parte se antologan son haikús y el poema de Lí-Po, este último compuesto en caligramas.
A pesar de que la crítica ha sancionado a Tablada por sus múltiples facetas y por su extranjerismo, es indudable que sus aportaciones para la literatura en español son determinantes para el desarrollo de nuevas formas poéticas, con un resultado artístico extraordinario. Octavio Paz considera que la contribución más importante de Tablada a la poesía mexicana y probablemente a la latinoamericana es: “el valor de la imagen y el poder de concentración de la palabra”.
Por supuesto, es preciso recalcar que aunque Tablada tomó elementos de otras culturas, en sus obras imprime un estilo propio que le da un carácter original, por ejemplo, en el caso de los haikús, que en oriente no suelen ser titulados, el poeta les otorga un título, o como el caso de los poemas que se ven invadidos por palabras extranjeras. Todo esto demuestra que sus conocimientos culturales sufrían una adaptación, pasaban por su concepción mexicana, para después ser plasmados en su obra. Más que hablar de un extranjerismo, es evidente una difusión de nuevas ideas y culturas, sin olvidar, claro, que su obra está tan dotada de elementos del extranjero como de elementos de la cultura mexicana.
Como lectora, es un gusto extraordinario poder disfrutar de la lectura de un poema de Tablada; su ingenio, humor, su irreverencia y las temáticas que en sus obras propone me parecen rasgos aun vigentes en el contexto literario actual. Si uno lee con detenimiento lo que se escribía en el periodo de Tablada notará una especie de fractura, es a partir de este joven poeta que la literatura mexicana se reinventa y funge como modelo a seguir para muchos otros autores en Hispanoamérica. Y qué mejor libro que su antología poética más importante Mejores poemas donde haremos un recorrido por la obra del autor, partiendo desde su juventud y acabando en sus últimos poemas. Un libro fascinante.
Ensayo
Tablada y el haikú
Una de las aportaciones más importantes de José Juan Tablada es haber traído y modificado el haikú. Esta forma poética era, antes de nuestro autor, completamente desconocida para Hispanoamérica, y es a partir de él que se da inicio a la exploración y creación de estos pequeños poemas, que son obras literarias de gran importancia para la cultura oriental.
Estos poemas nacen a partir de la influencia de China ejercida sobre Japón, y con ella el surgimiento de la literatura japonesa. Tomando elementos de la poesía china clásica, los japoneses crean los haikais, que son las obras más representativas de su poesía tradicional y cuya temática gira en torno a lo chusco. De esta forma poética derivan otras, entre ellas el haikú, que se compone de tres versos, a su vez conformados por cinco, siete y cinco sílabas respectivamente. En general, estos poemas iban acompañados de algunas pinturas, poco perfeccionadas, que los ilustraban, éstas llevan por nombre haiga.
El haikú tradicional no es rimado y por lo regular tiene una palabra clave (Kigo), ésta indica la estación del año a la que el poema se refiere y puede presentarse de manera implícita o explícita. La temática del haikú resalta los elementos de la naturaleza y al hombre en contacto con ella; se caracterizan principalmente por su brevedad y las claras imágenes que nos transmiten. Tablada aseguraba que permitían una "interpretación plástica" de la naturaleza. Aunque sus versos no tienden a ser simplistas, sí hay una búsqueda de la sencillez y de la naturalidad, y sobre todo de un lenguaje austero, que forma parte de los fundamentos de la filosofía zen (que a su vez está influenciada por las cuatro claves de la estética taoísta), de la cual están plagados los haikús.
Para el haikú, el autor no es importante, puesto que lo que en él se encuentra expresado es la ideología de todo un pueblo y no la de una persona. La filosofía zen invita a la iluminación, y para lograrlo es necesario desaparecer al “Yo”, que es el gran impedimento del conocimiento y el único responsable del innecesario apego a lo mundano. Según la filosofía zen, el mejor camino para llegar a la razón es a través del arte; el ser, por su parte, resulta por completo inefable y sólo puede ser sugerido, por ello la importancia del haiji (el poeta del haikú) que es el maestro de la sugerencia; quizás esto nos revele porqué los haikús resultan tan excesivamente precisos, sin que haya una sola letra como derroche.
La búsqueda de la iluminación resulta imprescindible para esta filosofía, pues sólo a través de ella es posible llegar a la liberación, a la felicidad misma, ya que ésta implica un desapego y un deseo de ayudar al prójimo a iluminarse; en este caso, el haikú sirve de medio para lograrlo. Entre los principales poetas del haikú japonés se encuentran Matsuo Basho, Taniguchi Buson, Issa Kobayashi y Shiki Masaoka, quienes han servido de influencia a muchos otros poetas.
En 1919, Tablada publica Un día…, y tres años más tarde El jarro de flores, libros en los que aparecen sus “poemas sintéticos” y sus “disociaciones líricas”. En el primer libro, el autor logró reunir 37 poemas que hacen referencia a los cuatro estados del día: la mañana, la tarde, el crepúsculo y la noche, los cuales se refieren a los cuatro principios de la estética taoísta, que consisten en lo siguiente: 1. De la empatía o resonancia (la mañana); se logra cuando el poeta alcanza la comunión con la naturaleza. 2. Del ritmo vital (medio día); el artista necesita acceder al ritmo vital y sólo puede lograrlo poniendo en absoluta calma su estado de ánimo y en silencio psíquico su mente. 3. De la sugestión (el crepúsculo); se refiere a la capacidad del poeta para sugerir. Y por último; 4. De la soledad sonora (la noche), consiste en percibir que el ser y el no ser se engendran mutuamente. En este libro es evidente que Tablada persigue los fines del haikú japonés: la iluminación.
Aunque en El jarro de flores se destacan los elementos naturales, se resalta mucho más la figura del hombre, es decir, los poemas sufren una transformación y se presentan en este nuevo libro un tanto occidentalizados. En estos textos, el autor aún intenta conservar las estructuras que marca el haikú tradicional japonés, pero la intromisión de elementos, que indudablemente formaban parte de las preocupaciones occidentales de la época, rompen por completo con el esquema; por ejemplo, la aparición de un automóvil o características que se refieren a la extranjerización, como títulos en diversos idiomas o con un simple signo de interrogación. Todos estos aspectos son motivo irrefutable de la vanguardia poética de la que es precursor Tablada.
Tal vez un purista de la poesía, vea estos temas como inapropiados para un haikú, pues si bien es cierto, corrompen algunos de los fundamentos de la filosofía zen, sin embargo, como ya se mencionó, Tablada busca la innovación, lo que se ve reflejado en su poesía visual. Otra crítica que un conocedor de la poesía oriental podría hacer, es que a pesar de que el autor busca limitarse de acuerdo a los parámetros del haikú tradicional, su carácter latinoamericano no se lo permite, pues en todo Latinoamérica el lenguaje tiende a ser florido y excesivo, característica que se evidencia en algunos de sus haikús, ya que ofrece explicaciones que seguramente sobrarían para la concepción literaria oriental, por ejemplo el siguiente poema:
Sandía
Del verano, roja y fría
carcajada,
rebanada
de sandía.
En este poema, lejos de simplemente sugerir (que se supone es la principal función del haijin), se brindan elementos innecesarios al lector, como la palabra “verano”; al hablar de una sandía se entiende por consecuencia que la estación obedece al verano, también los adjetivos roja y fría, son propios de las sandías, de manera que mencionarlos resulta reiterativo. Sin embargo, si lo analizamos desde la perspectiva occidental, el poeta nos ofrece un poema con mucha vida, se hace alusión al rojo, un color cálido que en Latinoamérica tiende a ser valorado, además ¿qué mayor vida que la de una carcajada? Quizás otro de los principales valores estéticos que ofrece este haikú son los contrastes entre lo visual y lo sensual, como se pueda apreciar en la contraposición “roja y fría”. Otra aportación occidental que Tablada hace al haikú son los títulos, pues en oriente estos poemas no suelen ser titulados.
Sin lugar a dudas, todos estos elementos sirvieron de base para autores venideros en Hispanoamérica. Perú, por ser el país con mayor número de inmigrantes japoneses en América latina ha dado grandes haijines, entre ellos destaca José Watanabe Varas, que al igual que Tablada busca exponer la tradición local de Perú a través del poema. En Argentina, autores de renombre como Jorge Luis Borges y Álvaro Yunque experimentaron con esta forma poética, al igual que Mario Benedetti en Uruguay.
En México, además de Tablada tenemos a Efrén Rebolledo, Rafael Lozano, José Rubén Romero, Francisco Monterde y José María Mendoza. También podríamos hacer mención de Octavio Paz, que aunque no fungió propiamente como un haijin, fue el gran traductor de Matsuo al español.
Stefanie Sandoval Zepeda
Vínculos
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