miércoles, 1 de diciembre de 2010

Luis Zapata

El Vampiro de la Colonia Roma de Luis Zapata

Imelda Quezada

Luis Zapata, escritor nacido en Chilpancingo, Guerrero, en el año 1951. Licenciado en Letras Francesas por la UNAM. Obtuvo numerosos premios, entre ellos, el Premio Nacional de Novela Juan Grijalbo, en  1978, gracias a una de sus novelas más controversiales: El Vampiro de la Colonia Roma#. En 1992 obtuvo el premio Estatal al Mérito Literario Juan Ruiz de Alarcón, que fue otorgado por el Gobierno de Guerrero. Y en 1976 obtuvo el primer lugar en el concurso de cuento Quetzalcóatl, por Hasta en la mejores familias y en 1977 con Deuxieme Pont (Segundo Puente).
Fue becario del FONCA (Fondo Nacional de la Cultura y las Artes) de 1991 a 1992. Colaboró en diversas publicaciones: El Nuevo Mal del Siglo (codirector), Punto de Partida y en el periódico Alianza Francesa. Parte de su obra fue traducida y publicada en Estados Unidos. También fue traductor de obras como Renart el zorro (en colaboración de Angélica Martín del Campo; Premio editores, 1979), Vanidades, de Heifner (en colaboración con C. Téllez, 1980), Bom-crioulo de Adolfo Caminha, (Traducción y Prólogo, Posada, 1989) y Tristán e Isolda de Béruol y Thomas (CNA, Cien del mundo, 1990).
Sus obra es variada pues este autor aparte de escribir novelas de ficción y de corte autobiográfico, incursiono en el teatro. Las obras publicadas por este autor son: Hasta en las mejores familias (1975), El Vampiro de la Colonia Roma (Grijalbo, 1979), De pétalos perennes (Katún, 1981, fue adaptada al cine bajo el titulo Confidencias y también se adapto al teatro), En jirones (Posada, 1985), La más fuerte pasión, La hermana secreta de Angélica María (Cal y Arena, 1989), ¿Por qué mejor no nos vamos? (Cal y Arena, 1992) y Melodrama.

La crítica:

El vampiro de la colonia Roma (1979), de Luis Zapata (1951), es el primero de esos torrentes a la vera de una sociedad mexicana cuyos jóvenes franqueaban sobre todo el uso tradicional del lenguaje, de todos los lenguajes posibles; la novela de Zapata toma su fuerza de las andanadas verbales de Los hijos de Sánchez, de los reflectores oblicuos del Beso de la mujer araña; surge en un momento cultural en que -a la par que se profieren discursos catárticos- el cuerpo femenino luce desinhibido formas y epidermis y el cuerpo masculino tiende a volverse priápico y autocomplacido. También en un momento en que los recovecos citadinos se conciertan en la catarsis de sus habitantes. Los trasfondos del machismo, del abuso paterno, de la gozosa eyaculación autocompensante, de la siempre recomenzada búsqueda de una fraternidad que finque y ampare, son también el basamento de una visión en que la genitalidad es la única razón donde no parece haber más razones que la cotidianidad plana, exangüe, de una clase media que ha asumido acomodaticiamente todos los reveses sociales de los años precedentes. A pesar de pertenecer todavía a la década de los setenta, El vampiro de la colonia Roma es ya el resultado de una experiencia social y cultural alterna a lo que las proyecciones de la posguerra nos tenían reservado a nivel mundial, y a la vez el inicio de nuevos caminos y experimentos literarios que emprenderá su autor. Con esta novela Luis Zapata rescata formas y géneros tradicionalmente relegados al terreno de lo "no literario". La grabación de conversaciones, la novela rosa, el monólogo del ama de casa, las inenarrables ñoñerías que suelen acompañar las manías sexuales más elaboradas, no logran ocultar, sin embargo, una arquitectura del personaje. Adonis se llega a parecer a esos santones que soslayan sus parásitos corporales en aras del éxtasis; sus orgasmos parecen válvulas de escape a la suciedad, la miseria y la imprevisión existencial. No es extraño que cada capítulo -o cinta grabada- sea precedida por el relato de un sueño. El mundo al revés onírico parece más el mundo al derecho de Adonis, la otra orilla donde todo parece tener un sentido. De este lado, Adonis sobrevalora sus sentimientos ante el espectáculo de la vida, rompe todo el tiempo con el pasado, se desahoga en accesos de consumismo mientras recorre uno y otro y otro cuartucho de la colonia Roma hacia el ineluctable y temido -en el fondo: las clases de electrónica por correo, la alcoholización, los pasones de seconal- desecamiento de su condición de "espermán". Si, como chichifo, una vida sin mayate es inconcebible (el relato sobre la sumisa estadía en casa de Zabaleta no es sólo hilarante, sino también enternecedora), Adonis se encontrará frente a frente con el absurdo de sus sentimientos por René, tan huidizo como él mismo pero atrayente y acogedor como su propio reflejo en el espejo. Adonis no sabe si se va o se queda, sus servicios en la Zona Rosa van hilvanándose con una sintaxis que se autocorrige, precisa, completa, evoca, satiriza, se marea de pronto dando rodeos estupefactos ("je"). El discurso se hace gesto cifrado en la expresión coloquial. En ese torrente va Adonis, un vampiro que le arrebata a la vida, picotazo a picotazo, una carnalidad que la ominosa posibilidad de la enfermedad y la certeza de la muerte convierten en ávida autoafirmación.#

José Joaquín Blanco dijo:  “Desde su primera edición (junio de 1979), El vampiro de la colonia Roma fue un estallido: al mismo tiempo escándalo social que éxito de crítica y de ventas, lo que ya es mucho decir en un país antilibresco donde generalmente no importa nada que no salga en la televisión. Pero las cuentas de su impacto público distaron de ser alegres: el machismo, la ignorancia, el oscurantismo y la beligerante cursilería se encarnizaron contra Luis Zapata como contra ningún otro novelista mexicano vivo. En la prensa y en la más peligrosa tenebra del chismorreo, en intentos de sabotaje desde el propio concurso que legítimamente ganó; en grandes y pequeños obstáculos desde la tipografía misma hasta las cadenas comerciales y más de una librería que se negaron a exhibir y vender su obra; en injurias insólitas públicas y privadas, que lo mismo sonaron en las superiores jerarquías políticas que entre los personajes prestigiosos o desprestigiados de la academia y de la comunicación, se dio una especie de linchamiento moral y literario capaz de turbar los nervios más templados (…) El escándalo consistió en que el tema homosexual escapara del WC, de la carpa, de la nota roja y de los melodramas de tisú y de organdí, y se instalara abierta y desnudamente en las calles y las plazas como un asunto integralmente humano en la dignidad social y personal de su diferencia. Un libro obsceno más, como los millones de revistas y periódicos amarillistas, no hubiera resfriado a nadie; un libro serio, digno y hermoso pareció un abuso.”

Vicente Francisco Torres (uno de los críticos literarios de los años 80´s): “Confieso que al leer la forma tan ortodoxa con que se aman los homosexuales, como hombre y mujer comunes y corrientes, la novela me parece utópica e inverosímil. Cómo aceptar que puedan besarse, tomarse de la mano, celarse, decirse que se quieren, extrañarse y hasta llorar como en cualquier melodrama”.

El vampiro de la colonia Roma:

La novela se divide en siete capítulos o bien, siete cintas que llevan su respectivo epígrafe y titulo. La historia es contada por un narrador en primera persona, en este caso se trata de Adonis García el que relata “las aventuras y desventuras” de su vida a un narratorio que aparentemente es un escritor que le entrevista con grabadora en mano (éste último sin editar lo escuchado transcribe tal cual, la historia relatada). Aunque el narrador nos cuenta su vida, ésta siempre se encausa a describir como es la vida de un prostituto en el D.F. Cuales son sus actividades, sus costumbres de higiene, las enfermedades de transmisión sexual a las que siempre está expuesto y como es la práctica sexual con los hombres con quienes tiene relaciones sexuales. A todo esto, se dice que el personaje principal fue un prostituto muy conocido dentro del mundo homosexual en los años setentas y ochentas: Osiris Pérez. Eso quiere decir que la historia aunque raya en ficción tiene su toque de realidad.
Los lugares son parte clave en la novela pues, es donde se desenvuelve toda la acción y la trama de la misma: la Zona Rosa, la Alameda, los cines, las calles y los Sanborns, que eran los sitios por excelencia para ligar dentro de la comunidad gay para ese entonces. Entonces los sitios se encuentran a un mismo nivel de protagonismo que Adonis, puesto que son determinantes para que el personaje consiga algún cliente.
Ésta obra es importante, ya que cedió protagonismo a uno de los personajes más enigmáticos e interesantes de la literatura de habla hispana: el pícaro. Aunque en realidad Adonis no se trata de un pícaro tradicional -así mismo lo refirió el autor esta novela en una entrevista-, sino de un personaje con rasgos picarescos moldeado para actuar en un contexto urbano actual.
Luis Zapata marco la pauta, dio inicio a una nueva forma de contar hechos con soltura y claridad, bajo el velo de habla burda de un prostituto homosexual. Manejó un nivel discursivo que entraña una ideología muy marcada -quiera o no, su autor reconocerlo-: poner en alto el estandarte del orgullo gay. Sus espacios en blanco -para indicar ausencia de signos ortográficos y pausas en el discurso narrativo-, la ausencia de mayúsculas, la crudeza en relatar escarceos sexuales, o bien, asuntos escatológicos y el hecho -como ya se mencionó allá arriba- de tratar temas de prostitución y homosexualidad, quizá le hizo ganar enemistades y críticas al por mayor. Él mismo autor refirió este hecho en una entrevista: “alguien llegó a decir que se debería vender en bolsitas de plástico para que no lo hojearan, porque era un libro pornográfico.”
En fin, a pesar de todo muchos lo leen, pertenezcan o no, a la comunidad gay. No cabe duda que esta novela a un paso de cumplir su tercer aniversario, sigue siendo un libro muy socorrido y leído por los universitarios de la carrera en Letras Hispánicas, puesto que abre una brecha a la discusión y análisis respecto al tema y al discurso que maneja dicha novela. Por ello y por todas las características anteriormente mencionadas, en asuntos de genero, literarios, o antropológicos, es un libro que no se debe dejar pasar por alto.






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